Divino Padre Eterno, en nombre de Jesucristo,
y por la intercesión de la Santísima siempre Vírgen María,
envía a mi corazón El Espíritu Santo.
Ven, Espíritu Santo, a mi corazón y santifícalo.
Ven, Padre de los pobres, y alíviame.
Ven, autor de todo bien, y consuélame.
Ven, luz de las mentes e ilumíname.
Ven, dulce huesped de los corazones, y no te apartes de mí.
Ven, verdadero refrigerio de mi vida, y renuévame.
Amén
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